miércoles, 18 de febrero de 2015

Una de peces..

Ayer aprovechando que los niños no tenían clase fuimos de visita al aquario con un@s amig@s y los peques.
Disfruté un montón viendo los peces,  hubo una de las peceras que me llamó especialmente la atención, era una especie de tubo de 3 metros de alto, y un metro de ancho en el que había cientos de pececillos nadando.
En el centro había una piedra gigante, y todas ellos nadaban alrededor de la piedra sin tocarla, todos unidos dando vueltas sin parar.
¡Que aburrimiento de vida !pensé, toda la vida dando vueltas al rededor de lo mismo,¿ a ninguna le dará por dar la vuelta y cambiar el ritmo?
(pues no! si no sería un salmón!, como bien me dijo mi amiga Paula.)
La historia es que me entro la risa porque a los pocos segundos vi lo parecidos que somos los humanos a los peces, siempre dando vueltas y vueltas a lo mismo.
Vueltas y vueltas a la misma piedra, normalmente esa piedra suele ser algún problema o algo que no nos ha gustado especialmente.
Porque si al menos esa piedra a la que damos vueltas fuera, lo felices que somos o  las cosas buenas que nos ha pasado ese día no estaría  tan mal.
Pero como no podía ser de otra manera nuestra tendencia es a girar y girar sobre nuestra mierda, nos gusta revolcarnos en el fango.

¿Y si esas sardinas estuvieran a un paso del mar?, quiero decir si esa pecera estuviera dentro del mar, alguna saltaría? o seguirían dando vueltas y vueltas sin pensar nada mas que en seguir a la que tienen delante. Se pasarían la vida y morirían ahí, habiendo podido ser libres en el mar?

Y ahora si en vez de sardinas ponemos nuestros nombres, lo podemos aplicar a nuestra vida? Andamos en círculos sin salirnos de la linea? Somos capaces de asomar la cabeza al balcón y mirar a los lados, o nos quedamos en la ventana ?desde el crista, desde el calor del hogar?

Queremos cambios? o que nos lleve la corriente?
estamos dispuestos a nadar contra corriente?
a cambiar?

Nos quejamos de nuestra mala suerte?
Intentamos cambiar nuestro rumbo cuando consideramos que las cosas no van bien o nos limitarnos a quejarnos en voz alta pero sin cambiar ni lo mas mínimo?

Aquí dejo esta reflexión para que cada uno se responda con sinceridad, y decida si quiere saltar o prefiere seguir la corriente.

A mi , dar vueltas me marea....






1 comentario:

  1. Hola.
    Está claro que lo más fácil es seguir la corriente, a ninguno nos gusta sentirnos bicho raro, pero desde hace un tiempo pienso sobre todo en mí.

    Unicamente yo sé por qué hago las cosas, y así mi conciencia está más tranquila, puede que no sea lo que el mundo cree que debo hacer pero yo quiero VIVIR mi vida, disfrutarla, gozarla, sacarle todo el jugo que pueda, quizá también sea porque no creo en nada posterior, creo que intentando no hacer mal a nadie hay que arriesgarse siempre y VIVIR.
    Un beso

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